Viven una gran etapa en todo sentido. En lo profesional, protagonizan la emblemática comedia “Departamento de soltero” que en cine plasmó Billy Wilder con las actuaciones de Jack Lemmon y Shirley Mac Laine, y desde lo personal, transitan una relación de pareja en la que conviven desde hace poco tiempo. Las mieles del amor y la vida misma les sonríen en esta etapa de sus vidas.
Nicolás Cabré y Laurita Fernández desnudan almas y proyectos y hablan de todo
-¿Cuáles son los aspectos fundamentales del espectáculo?
NC: -Estamos ante la presencia de un texto que cuenta con varios atractivos. Es como una cajita de bombones en la que podemos disfrutar ampliamente su contenido; nos divierte, emociona y también nos hace pensar. El amor nos humaniza, nos acerca y, en definitiva, es un tema en el que todos nos vemos reflejados.
-El departamento es el objeto principal de la historia, sin embargo, el factor humano: la necesidad, el interés y la especulación, es lo que prima sobre la humanidad de casi todos los personajes.
LF: -El personaje de Nico está obsesionado en poder progresar en su trabajo y al tratarse de una persona simple, modesta y muy manejable, cede siempre a los objetivos de sus jefes inmediatos. Entonces, cabe preguntarse sobre la conveniencia de resignar, a veces, varias cuestiones que nos permitan una vida donde la ansiedad nos haga trastabillar o caer en una locura de situaciones que nos pueden llegar a afectar en todo. -Comparten la misma profesión y el amor: ¿Cómo lo viven?
NC: -Compartimos el mismo trabajo pero no hablamos demasiado fuera del escenario.
LF: -Sí, Nico, hablamos...
NC: -Sí... podemos hablar una vez que terminó la obra acerca de lo que nos pareció la función y cómo salieron nuestros trabajos, pero tampoco vivimos obsesionados. Estar arriba de un escenario junto a Laurita es uno de los momentos que más disfruto del día, aunque, también, hay momentos en que decidimos no referirnos más a la obra; nuestras vidas pasan por otro lado y pensamos en otros temas.
LF: -Ahí puedo decir que aporto...
NC: -Sí, es verdad, pero también es cierto que hay que apuntalarla un poco (risas).
-¿Ser padres, en esta etapa, no interfiere en sus respectivas carreras?
-En absoluto. Se podría poner una pausa en la actividad, pero no definitivamente.
-Nicolás, ¿cómo definís los tiempos que acompañan la crianza de Rufina?
-Son tiempos vertiginosos, nos exigen muchos cuidados.
LF -Existe un contraste muy especial. Las nenas de la edad de Rufi escuchan las canciones de Gaby Fofó y Miliki y a su vez un regaetón. Es decir que hay muchas cosas que van evolucionando y son muy buenas, pero siempre hay que estar atentos y poner restricciones.
-¿Cómo te ves, Nicolás, como papá de Rufina en su etapa de adolescente?
-Le voy a dar libertades. Pero también hay que entender la velocidad de los tiempos que estamos viviendo y por lo cual muchos chicos están salteando importantes etapas. Hay muchas cosas por aprender, como el tema de las redes que, puntualmente, no tengo. -Nicolás, en “Sugar” demostraste versatilidad para el canto y el baile.
-En realidad me defendí como pude. Hay que reparar que “Sugar” fue una comedia musical escrita para actores. No obstante fue una experiencia maravillosa y la posibilidad de entrar en un mundo que desconocía. -Nicolás, si Laurita necesitara un partenaire para el “Bailando”, ¿aceptarías? -(Risas) Claramente, no soy bailarín; no es lo mio, decididamente.
LF: -Sería un verdadero afano (risas).
“LA CONQUISTA PASA POR OTROS LADOS”
-La soledad en las grandes ciudades es otro de los temas que aborda la obra y mucha gente se puede ver identificada. ¿Cómo lo percibís vos?
NC: -Todos los personajes de la obra se encuentran solos y cada uno, como puede, lo enmascara de la mejor manera. Cada uno tiene su destino y su manera de transitar la vida en las condiciones que puede. Las ciudades te fagocitan y uno no llega a darse cuenta del paso inexorable del tiempo. Uno corre detrás de algo, como el personaje central de esta historia, y no toma conciencia de que la felicidad y determinadas situaciones pasan por otro lado.
-Tu personaje, Nicolás, tiene característica de clásico en la historia del teatro argentino.
NC: -Es que forma parte de ese cúmulo de ingenuidad, es esa alma pura que está perdida y trata de encontrar su rumbo. Es un hombre común y su necesidad de progreso no tiene que ver con la ambición sino con la necesidad de cumplir con ciertos mandatos familiares. -Él persigue objetivos distintos que sus pares.
LF: -Es verdad y se acerca a mi personaje (la telefonista) en la búsqueda de un amor sano y totalmente franco. Y me va a tratar bien sin necesidad de llevar a cabo ninguna especulación. Los demás personajes están todo el tiempo al achecho del mío. Quiere conquistarme porque está plenamente convencido de que su amor es genuino y directo.
"LA SITUACIÓN ECONÓMICA SALPICA A TODOS"
-¿Qué panorama arroja la actualidad del teatro nacional?
NC: -Nosotros no nos podemos quejar, pero podriamos estar mejor. Formamos parte del mismo territorio y lo que les sucede a nuestro vecinos tiene incidencia en uno. Es que una salida de una familia tipo al teatro significa un gasto muy importante y el esfuerzo que hace la gente en este sentido es de una magnitud impresionante.
-La situación económica incide en todo este paquete...
-NC: -Por supuesto, nosotros, como en cualquier otra actividad no estamos exentos de esta gran crisis socioeconómica y nos salpica a todos. Hoy, más que nunca, podemos decir que por suerte tenemos trabajo y podemos sacarle una sonrisa al público.\
Fuente:DiarioShow.com