El New York Times habla sobre CFK y el capricho del traspaso

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Su tiempo se ha acabado, pero la Presidenta Argentina no se va en silencio.   En sus últimos días al frente de la administración, ella ha designado embajadores y firmado decretos que secarán las arcas federales. Sus designados políticos se niegan a renunciar. Ella incluso ha confrontado con su sucesor con comentarios picantes en apariciones públicas. Después de ocho años como presidenta, Cristina Fernández de Kirchner deja la oficina en la Casa Rosada el jueves. Pero lejos de preparar el terreno para Mauricio Macri, el presidente electo, ella esta obstruyendo la transición en una demostración final de fuerza. “No es de ninguna manera una transición tranquila” dice Dante Caputo, un ex canciller. “No es una transición que proteja el bien común de la nación”. Mas bien, la señora Kirchner parece irritada acerca del hecho de tener que entregar el poder, y lo está expresando al tomar decisiones que ponen en peligro la delicada situación económica del país”. El presidente Macri descendiente de una familia acaudalada que viene de afuera del establishment político, dio vuelta la política Argentina en el último mes al derrotar al candidato de Cristina Kirchner, cuyo partido ha gobernado por los últimos 12 años, y el cual se esperaba que ganara para otro período de 4 años. La señora Kirchner estaba limitada por la Constitución impidiendo buscar una nueva reelección este año, pero ella puede presentarse nuevamente en 2019. Su resistencia es también visto como una maniobra para construir una imagen como la mayor líder opositora, mientras se prepara para la batalla interna dentro de su propio partido. Los seguidores de Cristina Kirchner han considerado desde siempre a Macri, el jefe de gobierno de centro derecha de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, como alguien demasiado cercano a los intereses corporativos. Y mientras él se prepara para revertir políticas de intervencionismo económico por cambios en favor del mercado favorecidos por líderes de negocios, Cristina se resiste a desvanecer su protagonismo y pone palos en la rueda. “Un país no es lo mismo que una empresa”, dijo en un discurso reciente en un hospital de Buenos Aires en el que recordó el escaso margen de victoria para Macri, de menos de 700.000 votos en una nación de 43 millones. “Nadie debería confundirse sobre eso” Cristina Kirchner también ha buscado obstaculizar a Macri, ya complicado por el mayor deficit fiscal de las últimas 3 décadas y reservas en el Banco Central extremadamente bajas, mediante la firma de un decreto que amplía lo dictaminado por la Corte Suprema, en un fallo en el que ordenó que ciertos fondos controlados por el gobierno federal deben devolverse a algunas provincias argentinas, haciendo que el mismo no se aplique solamente a las 3 que litigaron sino a todas. Unos días después se conoció otro decreto que le congelaría las deudas con el gobierno federal a las Provincias. “Aunque estas movidas podrían eventualmente ser inmediatamente revertidas fueron maliciosas”, dice Federico Thomson, un economista independiente. “Ella jamás lo hubiera echo en el comienzo de un período propio de 4 años” y es una manera de decir “Nos vamos pero nos vamos luchando”. La oficina de prensa de Cristina Kirchner no respondió llamados o emails pidiendo comentarios al respecto. Anibal Fernandez, jefe de gabinete, admitió ante la prensa que el decreto ampliando la extensión del fallo pondría en peligro el pago de las jubilaciones estatales, pero dijo que Cristina simplemente adhería su propia interpretación sobre la decisión de los jueces. Mientras Macri busca reposicionar a Argentina en el escenario mundial designando a Susana Malcoma, un ex funcionaria de Naciones Unidas, como su canciller, y distanciando al país de la Venezuela socialista, Cristina Kirchner ha designado embajadores en Cuba, los Emiratos Arabes y Australia. Aunque Macri pueda reemplazar a esos embajadores, expertos en política exterior han criticado la oportunidad de esas designaciones. Sus designados políticos al frente de instituciones como el Banco Central se han resistido a renunciar. Macri, quien necesita controlar la política monetaria para llevar a cabo sus cambios, ha elegido un abogado de su partido para liderar el banco, pero Alejandor Vanoli cuyo mandato termina en 2019 se ha mantenido firme. “Parece muy claro para mi que la presidenta no quiere colaborar” dijo Macri a la prensa la última semana. “Parece como si ella estuviera alimentando la idea de cuantos obstáculos y problemas puedo crear para el próximo gobierno?”. Han habido voces de disidencia para con estos procedimientos viniendo del propio partido de Cristina Kirchner. Macri podría maniobrar con artilugios legales para evitar procedimientos legislativos para poder remover a Vanoli por decreto, pero eso podría poner en peligro promesas de campaña como descentralizar el gobierno diluyendo el poder personalista presidencial. “Es dificil para Macri porque el ganó con un compromiso a comprometerse con los principios republicanos” dice Mariana Llanos, una Argentina en el Instituto GIGA de estudios Latinoamericanos en Hamburgo Alemania. “Para seguir siendo creíble tiene que ser cuidadoso”. El llamado de Cristina a Macri parecía apuntar hacia una transición ordenada” dice Cintia Maldonado, una analista del CIPPEC, un centro de investigación de políticas públicas en Argentina, “Pero luego no resultó como hubiéramos querido”. A pesar de eso Maldonado sostiene que los encuentros posteriores entre ministros de los gabinetes entrante y saliente reflejaban un relajamiento de las tensiones. Después de que Kicciloff, el saliente ministro de economía se reunió con Alfonso Prat Gay, el entrante ministro, el mismo tweeteo que había sido una reunió productiva. La Transición política ha sido en muchos casos dura en la Argentina, dice María E. Coutinho, una académica especializada en el sistema presidencialista Argentino, en parte porque no hay protocolos de transición preestablecidos como los que hay en los Estados Unidos o en vecino país Brasil. De este modo, una transición tranquila depende de que tanta buena voluntad haya de parte de ambos partidos involucrados. “Las transiciones luego de un largo ciclo político son complicadas”, dice Coutinho, agregando a las hostilidades entre Cristina y Macri el recuerdo de la difícil transición de 1999 después de 10 años de gobierno de Carlos Saúl Menem. Las discusiones inclusive han llegado a hechos tan insólitos como los detalles protocolares de la ceremonia, estas fricciones incluso desnudan la ambición de Cristina mas allá del final de su período presidencial. De acuerdo a los analistas “Ella está jugando a no resignar poder hasta el último minuto, y mostrando signos de que no quiere desaparecer de la arena política”. La señora Kirchner envió una catarata de mensajes en Tweeter la tarde del sábado, argumentando que Macri le había faltado el respeto en la conversación telefónica que mantuvieron acerca del ceremonial, acusándolo de hacer política buscando alimentar una percepción de que ella estaba provocando una transición complicada. Aún así, simpatizantes de Cristina han relajado las tensiones apuntando a la historia turbulenta reciente de Argentina, en la cual dos presidentes han dejado el poder prematuramente por culpa de distintas crisis. “Después de ocho años en el poder, ella esta entregando la presidencia en tiempo y forma” dice Cecilia de Cortázar, una profesora de matemáticas. “Ella ha hecho mucho para que Argentina vuelva a creer en la política y le reconozco que ella merece aplauso y afecto.   Fuente: http://www.matiasreggiardo.com/ Matias Reggiardo Autor: JONATHAN GILBERT @jongilbert9