Quizá por ello,
Candelaria Tinelli (20) encontró su mejor forma de expresión a través de la pintura. Hace un año y medio, la hija menor de
Soledad Aquino y Marcelo Tinelli comenzó a estudiar Bellas Artes. Pero, contará luego, su pasión por la pintura despertó durante su infancia. “Cuando pincelaba vajillas junto a mamá como pasatiempo”, define.
El último jueves 29, Cande –como la llaman sus amigos– expuso parte de su obra en la Semana del Arte de Buenos Aires, fecha del circuito del Gallery Nights, que se llevó a cabo en el showroom de Zencity, un complejo residencial de lujo en Puerto Madero. Fue una experiencia única: por primera vez, Candelaria mostró su trabajo al público. Después, emocionada, habló con ¡Hola! Argentina. “Todo fue muy intenso para mí, porque siempre necesito la aprobación del otro para sentirme segura. Por lo general, cuando termino algo me encanta sacarle fotos y mandárselas a alguien, porque siento orgullo y necesidad de mostrarlo. Igual, algunas veces me gusta lo que hago y otras no. Por eso fue muy fuerte, muy emocionante ver mis cuadros expuestos”, confesó.
–¿Cómo surgió la oportunidad de exponer?
–Me puse en contacto con la curadora, Judith Giani, que es amiga de la hermana de mi novio. Preparé una serie de rostros que tenía ganas de pintar desde hace mucho. Elegí fotos que me gustaban y las interpreté con color. Todo el mundo que las ve me dice que las miradas son un poco tristes, y por ahí tiene que ver con un sentimiento propio… Como hace poco hice el curso de El Arte de Vivir, los títulos –Los ojos son las puertas del alma, Te pertenezco, Soy amor, soy cuadro, No juzgues y Make mistakes, make ART– tienen que ver con la idea de que las miradas son las puertas al alma.
–¿De chica sentías que tu futuro iba a estar cerca del arte?
–No, la verdad es que no. Siempre pensé ser veterinaria, pero hice seis meses de la carrera y dejé. De chica ya me gustaba pintar, pero fui a un colegio de arte y me costaba abrirme, mostrarme. ¡Mis cuadros siempre quedaban en casa!
–¿Tenés atelier?
–No, por ahora pinto en casa. Yo vivo con mi papá y, como en mi cuarto manchaba todo, decidí hacerme un lugar en el balcón. En realidad, directamente lo cerramos el balcón… [Se ríe.]
–¿Cómo influye tu relación con Ignacio Lecouna en esta etapa nueva de tu vida?
–Todo tiene que ver con todo y puede ser que venga por ese lado… Estar de novia me hizo soltar muchas cosas.
ORGULLO DE PADRE
A puro esfuerzo, Marcelo Tinelli suele ajustar su apretada agenda y trasladarse sin meditarlo adonde cualquiera de sus hijos lo convoque. Por eso, cuando su gran confidente Candelaria lo invitó a su muestra colectiva, el dueño de Ideas del Sur no tardó en confirmar su presencia.
–¿Qué sentiste al ver el trabajo de tu hija?
–Una gran sorpresa. No imaginaba que me iba a encontrar con una muestra tan grande. Suelo ver cómo trabaja en casa, pero encontrar sus trabajos expuestos y frente a tanta gente… me conmovió. A partir de ahí la obra empieza a trascender.
–Imagino que ya tenés un Candelaria Tinelli auténtico en algún ambiente de tu casa.
–¡Lo propuse, pero me sacaron corriendo! Quise llevar uno a la casa de Punta del Este, pero me dijeron que un papá no puede comprarle un cuadro a su hijo. Me retaron, así que no insistí.
–Todavía vivís con tus hijas más grandes, ¿te cuesta soltarles las manos?
–Yo no quiero soltarles las manos, prefiero acompañarlas. Ellas saben que las apoyo en lo que me digan. Tienen vuelo propio y mucho talento. Somos muy compañeros.
–¿Sentís que aprendés de tus hijos?
–Mucho, de los cuatro, siempre. Más que enseñar, me gusta aprender. Y con ellos vivo un aprendizaje permanente.
Texto: Paula Galloni
Fotos: Paul Roger
–¿Cómo surgió la oportunidad de exponer?
–Me puse en contacto con la curadora, Judith Giani, que es amiga de la hermana de mi novio. Preparé una serie de rostros que tenía ganas de pintar desde hace mucho. Elegí fotos que me gustaban y las interpreté con color. Todo el mundo que las ve me dice que las miradas son un poco tristes, y por ahí tiene que ver con un sentimiento propio… Como hace poco hice el curso de El Arte de Vivir, los títulos –Los ojos son las puertas del alma, Te pertenezco, Soy amor, soy cuadro, No juzgues y Make mistakes, make ART– tienen que ver con la idea de que las miradas son las puertas al alma.
–¿De chica sentías que tu futuro iba a estar cerca del arte?
–No, la verdad es que no. Siempre pensé ser veterinaria, pero hice seis meses de la carrera y dejé. De chica ya me gustaba pintar, pero fui a un colegio de arte y me costaba abrirme, mostrarme. ¡Mis cuadros siempre quedaban en casa!
–¿Tenés atelier?
–No, por ahora pinto en casa. Yo vivo con mi papá y, como en mi cuarto manchaba todo, decidí hacerme un lugar en el balcón. En realidad, directamente lo cerramos el balcón… [Se ríe.]
–¿Cómo influye tu relación con Ignacio Lecouna en esta etapa nueva de tu vida?
–Todo tiene que ver con todo y puede ser que venga por ese lado… Estar de novia me hizo soltar muchas cosas.
ORGULLO DE PADRE
A puro esfuerzo, Marcelo Tinelli suele ajustar su apretada agenda y trasladarse sin meditarlo adonde cualquiera de sus hijos lo convoque. Por eso, cuando su gran confidente Candelaria lo invitó a su muestra colectiva, el dueño de Ideas del Sur no tardó en confirmar su presencia.
–¿Qué sentiste al ver el trabajo de tu hija?
–Una gran sorpresa. No imaginaba que me iba a encontrar con una muestra tan grande. Suelo ver cómo trabaja en casa, pero encontrar sus trabajos expuestos y frente a tanta gente… me conmovió. A partir de ahí la obra empieza a trascender.
–Imagino que ya tenés un Candelaria Tinelli auténtico en algún ambiente de tu casa.
–¡Lo propuse, pero me sacaron corriendo! Quise llevar uno a la casa de Punta del Este, pero me dijeron que un papá no puede comprarle un cuadro a su hijo. Me retaron, así que no insistí.
–Todavía vivís con tus hijas más grandes, ¿te cuesta soltarles las manos?
–Yo no quiero soltarles las manos, prefiero acompañarlas. Ellas saben que las apoyo en lo que me digan. Tienen vuelo propio y mucho talento. Somos muy compañeros.
–¿Sentís que aprendés de tus hijos?
–Mucho, de los cuatro, siempre. Más que enseñar, me gusta aprender. Y con ellos vivo un aprendizaje permanente.
Texto: Paula Galloni
Fotos: Paul Roger
