Los hombres también tienen dudas, miedos, preguntas y respuestas sobre nosotras.
Por ejemplo: ¿Qué día hay que llamar a la mujer de sus sueños para tener una cena romántica el sábado? Esa es un duda que apremia a muchísimos jóvenes o varones de todas las edades en el momento de pasar a los hechos con las chicas. ¿Cuándo tirarse a la pileta? ¿Qué día hacer la llamada? Etc..
Para todo hay especialistas y opinadores, varones de experiencia a la hora de dar un consejo útil como Charly Baigorri.
Quien se junto con dos expertos como lo son Mariano y Nicolás en un bar, cerca del mediodía. Los experimentados treintañeros aceptaron el tema sin vacilar. Pidieron una ronda de café, y luego Charly tiro al aire la gran duda: si era cierto que el miércoles es el día más favorable para llamar a una mujer.
Acá la narración de Charly Baigorri de lo sucedido en esa charla
Nicolás saltó animoso. Fue claro, enfático.
-El lunes ni acercarse al teléfono, simplemente porque es lunes y uno suele tener poco humor para programar una salida para el sábado. Uno se levanta temprano para ir a trabajar, empieza la semana, está fastidioso porque arrastra la resaca del fin de semana, etc. Así que olvídalo, aseguró.
-¿Qué pasa el martes?
-Y, quedás como un ansioso que tiene miedo a que otro te gane de mano, o sea, un tanto inseguro, léase entre líneas.
Sonrió y agregó:
-Podés encontrarte con respuestas tales como “no sé todavía”, “falta mucho para el finde”, “lo vamos viendo”, “hablamos”, etcétera, y ahí sonaste. Automáticamente esa semana la perdiste porque si insistís, te cuelgan el cartel de “pesado”, que no te lo saca nadie.
-¿Y el jueves?, preguntamos a Mariano. Me echó un vistazo e hizo un gesto de negación.
-¿Sabés qué pasa? Corrés el riesgo de que tenga la clásica “cena de las chicas” y no va a darte la bola que querés.
-La llamamos al celular, acotamos.
-Si la llamás antes de la comida, te va a apurar porque se está arreglando y tiene que salir; te fleta. Y si está en plena comida, no te va a prestar atención porque sus amigas le clavarán las miradas como dagas para ver quién es, o sea que te va a fletar rápido también. No va a estar relajada, va a hablar incómoda, no se va a escuchar bien por el ruido ambiente y eso es justamente lo contrario a lo que necesitás, ¿entendés?
-Es cierto, aceptamos ante el peso del argumento.
-Por otro lado -siguió Mariano- si es la primera salida nada de mensajes de texto, chat, Facebook, Twitter ni ninguna red social que ande dando vueltas, eso es de adolescentes. Llamala a la casa y que escuche tu voz firme y segura. Eso les gusta a todas las mujeres.
Esbozamos una sonrisa de comprensión. La teoría sonaba redonda.
-No te olvides de que son muy diferentes a nosotros. La salida con la mujer de tus sueños requiere calma a la hora de buscar. Hay que tener la paciencia del cazador, sentenció Mariano.
-¿Por eso el miércoles es “el día”?, repreguntamos en un tono de forzada ingenuidad.
Los dos asintieron al unísono. Nicolás apuró un sorbo de café y dijo:
-El miércoles por la noche es el día que la encontrás seguro en su casa viendo tele y tal vez, aburrida. Eso sí, tenés que ser perspicaz para que tu llamado parezca social, hablar de su trabajo, de sus estudios, algo del pasado y cuando ves que el tema ya está, “ZAC” -soltó dando un golpe en la mesa- la invitás para el sábado.
Si acepta tu proposición, quedás en llamarla el viernes para determinar la hora en que la pasás a buscar por la casa. Una comida en una primera salida -continuó Nicolás- casi no tiene contra. La buscás como un caballero y ya con el destino fijado, nada de andar dudando porque eso no gusta para nada, aconsejó.
Perfecto, quedamos pensando.
-...O sea que llamar el viernes o el sábado para salir ese mismo sábado te lleva directo al matadero, dijimos en voz alta con la respuesta contenida en la pregunta.
Los dos expertos largaron una carcajada.
-Si la inexperiencia te arrastra al teléfono, cualquiera de esos dos días te podés encontrar con respuestas como “ya arreglé”, “me hubieras llamado antes”, “tengo un compromiso ineludible”, “cumple años una amiga”, etcétera, etcétera.
La pregunta es por qué exponerse a recibir una piña de Mike Tyson, flaco - indicó Nicolás-.Y si la mina es un poco cínica, hasta te puede preguntar “¿cómo, no arreglaste nada?”...Y chau, enterrate ahí mismo-, sentencia que acompañó con gestos de inequívoca interpretación.
-¿El domingo?, tiramos de última.
-El domingo, ¿qué?- saltaron los dos.
-Si llamo o no llamo, dijimos medio apichonados.
-Ni se te ocurra -lanzó Mariano–. De por sí los domingos son depresivos y es el día de mayor cantidad de suicidios, así que si la mina de tus sueños te dice que no, automáticamente te tirás por el balcón.
Los tres soltamos una carcajada.
-¿Sabés por qué no aceptaría? -amplió- porque tu llamado suena a manotazo de ahogado para salvar un fin de semana para el olvido. Porque si sos tan loco de llamarla un domingo, lo tenés que hacer con todas las pilas, lo que significa que tus pilas están intactas de no usarlas ni hacer nada interesante el viernes ni el sábado... ¿Y vos te creés que ella no se da cuenta? Es más, te atenderá con voz cansada para dejarte claro que pasó un sábado inolvidable y que recién se despierta mientras vos te quedaste viendo boxeo por Space, ¡bah!, si te gusta el boxeo.
Se hizo un silencio breve, pero profundo.
-Por más que ella no tenga nada que hacer y su fin de semana haya sido peor que el tuyo, jamás lo vas a saber. Nunca será cómplice de tu depresión dominical, así que olvidate de que acepte.
Cuánta razón tienen, pensamos. La charla de consejos había terminado, era el momento para retirarse. Pagamos los cafés, pero antes pedimos una reflexión. Pensaron unos segundos. Nicolás tomó la palabra.
-Si te gusta mucho una chica, la tenés que laburar, calzarte el overol y a trabajar. Nada de creerse irresistible y que nadie te puede decir que no. Hay que recordar siempre que la modestia es un pasaje que nos lleva más lejos que la soberbia. Y más frente a una mujer.
Asentimos.
-Yo creo -dijo Mariano- que la mente de una mujer es difícil de descifrar, pero necesariamente hermosa si uno llega a descubrirla. Hay un dicho que explica mejor lo que quiero decir: “La mujer es un ser extraño. Si la corres, te huye. Si le huyes, te corre. Húyele para que te corra, pero despacio para que te alcance”. Si el tipo la interpreta correctamente tendrá asegurada la salida con la mujer de sus sueños, afirmó.
Nos retiramos con una certeza. El miércoles es el día para llamar a una mujer. Si la llamamos el miércoles, volvemos a hacerlo el viernes para los detalles finales del sábado y, si todo sale bien, las puertas del domingo están abiertas para reencontrarnos.
Fuente:pronto.com.ar
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