Es un trastorno del deseo que afecta, según las estadísticas, al 6% de la humanidad. Las ganas de tener relaciones sexuales es constante e imparable, afectando severamente la vida de quien lo sufre. Afecta a hombres y mujeres de 20 a 45 años.
El término se hizo conocido por ser la justificación de infidelidades del actor Michael Douglas y el golfista Tiger Woods. Pero el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5), mejor conocido como la 'biblia' de la Psiquiatría mundial, incluyó por primera vez en sus páginas la adicción al sexo, a la que denomina clínicamente como trastorno de la hipersexualidad, y da las claves para identificarla.
Los que padecen esta adicción sienten vergüenza de sí mismos por la búsqueda insaciable del placer, del tratar de satisfacer rápidamente sus continuos deseos a través de una conducta reprochable ante los ojos de la mayoría y los suyos propios, no es algo imaginario.
El diario El Mundo publicó que lo que establece el manual psiquiátrico es que "se trata de un trastorno obsesivo compulsivo. Quienes lo padecen no pueden controlar sus pensamientos ni sus actos repetitivos", según explicó el psiquiatra Luis Rojas Marcos, afincado en Nueva York.
"Cualquier tipo de obsesión que interfiera en la capacidad de la persona para llevar una vida normal, que le perjudique en sus relaciones personales y laborales, es una patología. En este caso la obsesión se canaliza a través del sexo de forma tan intensa que el propio afectado es consciente de que tiene un problema", añadió este experto.
Esta definición de la hipersexualidad da la razón al doctor Patrick Carnes, uno de los mayores defensores de la adicción sexual como problema, que siempre ha mantenido que "al igual que un alcohólico es incapaz de dejar de beber, estas personas son incapaces de parar su comportamiento sexual autodestructivo".
Propietario de la clínica Pine Grove Behavioural Centre de Misisipí, donde Tiger Woods se somete a una terapia para curar su adicción y redimir sus pecados, Carnes afirma que "los sexoadictos pueden provenir de todas las clases sociales. Afecta tanto a políticos y empresarios como a los trabajadores de una fábrica".
Y no es algo solamente masculino. "También se da en las mujeres y acuden a consulta por ello, aunque en menor proporción que los varones", reconoció la doctora Rosario Castaño, psicóloga clínica y sexóloga del Instituto Palacios.
A pesar de su inclusión en el DSM 5, sigue sin haber consenso sobre el tema en la profesión. "Respecto a la adicción al sexo hay mucha más especulación que ciencia", confirma Rosa Abenoza, sexóloga del Instituto de Medicina Sexual. "Es muy difícil determinar cuánto es demasiado, cuándo una vida sexual muy activa puede considerarse una adicción", explica Iván Rotella, de la Asociación Española de Profesionales de Sexología.
¿Adictos al sexo o a infidelidades?
La confesión se ha vuelto común entre las celebridades. "Soy adicta al sexo oral de tres horas", dijo Britney Spears en 2007. "Me internaré en una clínica de adicción", anunció el golfista Tiger Woods hace unas semanas. "Mi vida es 50% ocupada por el sexo", declaró el basquetbolista Dennis Rodman. "Soy un masturbador compulsivo", dijo Hugh Grant. "Lindsay Lohan es ninfómana", acusó un ex novio de la actriz. La lista crece: David Duchovny se rehabilita por "hipersexualidad", Michael Douglas ingresó hace 20 años a la clínica Sierra Tucson, Puff Daddy presume que tiene sexo con su novia durante 28 horas consecutivas.
La hipersexualidad "pura" o primaria debe diferenciarse de los estados de alta excitación sexual provocados por drogas como la cocaína (y derivados), anfetaminas u otros estimulantes; en estos casos el incremento del deseo erótico se debe a la acción de la sustancia. No hay tratamientos que "curen" la hipersexualidad, aunque se puede controlar con terapias cognitivas combinadas con antidepresivos que incrementen los valores de serotonina y grupos de contención ("sexoadictos" o "sexópatas anónimos").
Los síntomas
Aunque cada caso es particular, los adictos al sexo tienen características comunes. Necesitan satisfacer sus deseos carnales más que cualquier otra cosa, aunque después se sienten mal. Para dar rienda suelta a sus fantasías no dudan en masturbarse de forma compulsiva y consumir mucha pornografía 'en revistas, televisión o internet'.
Son promiscuos y aficionados a los encuentros de una sola noche, ya sea con personas a las que conocen en algún local o bien recurriendo a la prostitución. Y, en muchas ocasiones, no se protegen, por lo que tienen más riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual y de provocar un embarazo no deseado.
El exhibicionismo y el voyeurismo son otras de las aficiones de estos pacientes que, en último extremo, pueden incluso llegar a cometer una violación, aunque son los menos. Todas estas conductas tienen consecuencias negativas para el afectado, que van desde un divorcio hasta la pérdida del trabajo.
Existen algunos test para facilitar el diagnóstico. El manual psiquiátrico incluye uno, pero antes la prueba de referencia era el SAST (Test de la Adicción Sexual), una herramienta desarrollada por un consorcio de hospitales, terapeutas y voluntarios consistente en 45 preguntas para responder sí o no.
Entre ellas figuran: ¿Tienen tus padres problemas con el sexo y la sexualidad? ¿Te ha creado tu actitud sexual algún problema familiar? ¿Ocultas a los demás tus actos sexuales? ¿Crees que controlas tu deseo? ¿Es el sexo lo más importante de tu vida? ¿Has utilizado internet para buscar citas? ¿Has pagado para tener sexo?, ¿Has mantenido varias relaciones amorosas al tiempo? ¿Después de una relación, reniegas del sexo algunos meses?
¿Qué es la Ninfomanía?
La palabra Ninfomanía viene de ninfa y de manía. Las Ninfas en la mitología griega eran las deidades del bosque, de las aguas y del campo.
Se entiende por manía, una preocupación excesiva. Por lo tanto, se entiende por ninfomanía, a un apetito sexual exagerado de la mujer, el límite de lo normal no esta definido claramente, pero se puede decir que existe patología sexual si las preocupaciones sexuales tienden a dominar el pensamiento conciente aun después de que el acto sexual ha sido ejecutado. O si el sexo tiene una influencia tan dominante que interfiere con otros aspectos de la vida diaria del individuo.
La ninfomanía o deseo sexual aumentado y compulsivo de la copula en las mujeres, debe de diferenciarse de la “promiscuidad”, la cual implica un pensamiento deliberado hacia actos sexuales, con o sin deseo sexual o placer.
A la hipersexualidad masculina se le denomina “Andromania” o “Satiriasis”