La Memoria desde el punto de vista de una mujer

Por: Mónica Guillermina Giordano Me encuentro sentada frente a la ventana, observando mi paisaje tan cercano, me dejo ir... como una pluma blanca flotando por el aire. En mi vuelo me remito al significado que da el diccionario sobre la memoria donde dice que “es la capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos, sentimientos, etc.)”... La mente me lleva junto con la brisa a pensar que si a la memoria la relacionó con aptitudes y actitudes del ser humano, puedo ejemplificar y asociarla al recuerdo... tanto como al olvido... Es verdaderamente importante saber o poder recordar. Hay tantas maneras, como personas en el mundo de como saber o poder hacerlo. Está el que vive de recuerdos... porque muchas veces lo vivido proporciona seguridad, mientras que el futuro al ser tan incierto provoca “miedo” La persona que pide constantemente cosas, libros, plata, ropa, películas, lo que sea ... sabiendo que nunca las va a devolver, y sin poder recordar porque lo hace. El viejo amigo y nuevo extraño, que adquirió una buena posición económica y como si por hechizo, el olvido se apoderó de su corazón, dejando de saludar, de mirar a los ojos, y peor aún si lo hace es por arriba del hombro, observando con cara extraña al que siempre lo conoció... son las personas que olvidaron de donde vienen y no tienen idea hacia donde van” Este viaje por mi paisaje me hace ver mucha gente sin memoria, visualizo a los criminales, a los violadores, a los torturadores...¿Dónde habrán metido todo los vivido y hecho? ¿Estará en sus conciencias? No puedo olvidar de los que hacen promesas para no ser cumplidas, una especialidad de políticos y hombres malos. Huy me dio frió, es hora de regresar a casa. ¡Que lindo ya estoy en mi hogar! Cuanto que observé. Hay algo que me quedo muy en claro, una cosa es la memoria y otra es el recuerdo. Miro mi espacio, huelo los olores, y recuerdo momentos increíbles, como cuando mis hijas estaban en mi vientre, luego sin darme cuenta ambas eran grandes. La gente que estuvo comiendo en mi mesa, los amigos que saben que tienen la puerta abierta... los que pasaron y ya partieron pero siempre están. La música, los momentos, los lugares, las fotos, las cartas, los ruidos todos son grandes cómplices de la memoria. ... En lo personal le doy muchísima importancia a la reminiscencia, sin dejar de disfrutar el hoy, pero me gusta hacerlo, saber que tengo en mi memoria la película de mi vida que aun no tiene fin.