El fútbol mata en Somalia

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Todo el planeta disfruta desde hace unos días el Mundial de Fútbol, especialmente  África por ser el primer país que lo organiza. Todo el mundo, menos Somalia, donde los integristas islámicos han declarado la guerra santa a la Copa del Mundo por considerarlo un juego prohibido. Abdi Aros, el portavoz de la milicia radical expreso: “Los jóvenes no deben ver la Copa del Mundo” A tono de advertencia, desagraciadamente la amenaza verbal pasó directamente a la ejecución. Dos jóvenes fueron asesinados mientras veían un partido por televisión en el distrito de Afgoi, a unos 30 kilómetros de la capital, Mogadiscio. La casa donde estaban los dos chicos fue asaltada por combatientes enmascarados. Ellos trataron de escapar, pero las balas fueron más rápidas que sus piernas. En el mismo lugar, los milicianos detuvieron otras treinta personas diciendo: “Han cometido un grave error al no seguir la orden de no ver los partidos de fútbol, que son contrarios a los principios del Islam. Por tanto, se exponen a la sanción” En esta tierra sin ley, las cosas son así, si no hace caso a la prohibición de mirar el Mundial, son castigados con la muerte, o recibiendo latigazos en público o yendo a la cárcel. Algunos tratan de seguir a escondidas el torneo usando satélites que captan emisoras extranjeras, mientras otros están pendientes de vigilar para no ser atrapado. En Somalia el fútbol fue prohibido en junio de 2006, durante el Mundial de Alemania, cuando la Unión de Cortes Islámicas, de las que proceden ahora todos estos grupos, controló el poder en la capital durante seis meses antes de ser expulsada por la invasión etíope.