Algo insólito para estos tiempos, donde muy poca gente ve “la homosexualidad” como una enfermedad, donde se lucha por la “igualdad y libertad” a la hora de amar.
Evidentemente aún queda un pequeño porcentaje de la sociedad que está cerrado y atado a ideas que solo fomentan “autoritarismo”. ¿Quién puede juzgar al otro por su sexualidad? más preciso ¿quién posee autoridad alguna para evaluar un ser humano por su elección sexual?
Nadie.
En Barcelona abrieron una clínica “Policlínica Tibidabo” ofrecen a sus pacientes, presuntamente, pastillas y tratamientos siquiátricos para que dejen de ser gays.
“No existe evidencia científica que sostenga que la homosexualidad deba ser tratada como una enfermedad, al margen de ideologías personales”, por eso la consejera de Salud, Marina Geli, decidió investigar.
¿Quiénes van?
Jóvenes creyentes de alguna religión, que ven incompatible su fe y con su condición sexual, y buscan una supuesta solución.
La Secretaria de Salud va a tomar un mes para buscar información sobre las actividades de “Policlínica Tibidabo” y si se confirma que en el centro ofrecen terapias para cambiar la orientación sexual, le impondrá una sanción económica.
Pero no todo queda acá, a su vez el Psiquiatra Joaquín Muñoz, declaró para el Periódico de Catalunya: “'Nadie quiere ser homosexual, le cae encima. Si con una pastilla pudiesen cambiar su orientación sexual, el 99% querría tomarla”.
Muñoz cree que la homosexualidad es una enfermedad y es uno de los que receta fármacos para rebajar el deseo sexual hacia personas del mismo sexo.
Lamentablemente no siempre la medicina es usa con el fin de ayudar al hombre, como en este caso que es utilizada como para destruirlo.
Por: María Coda
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