Fin de semana frío y con lluvia, ¿que vemos? la pregunta de siempre. Acá algunas recomendaciones para todas las edades. Por: María L. Coda
(500) Días juntos / (500) Days of Summer Director: Mark Webb Sinopsis Tom, un prometedor arquitecto que escribe tarjetas de felicitación, cree en la existencia del amor verdadero y está convencido de que va a encontrarlo. Sus sospechas quedan confirmadas cuando conoce a Summer, la nueva secretaria de su jefe, y se enamora perdidamente de ella. Mientras Tom intenta convertirla por todos los medios en la mujer de su vida, Summer parece tener otros planes. Un gran lío amoroso, desde las primeras citas, hasta los reproches, pasando por los encuentros más románticos. "(500) Días juntos" es una comedia romántica que, marcada por un tono independiente, pretende dar respuestas a los tópicos relacionados con el amor: ¿existe la media naranja?, ¿puedes seguir creyendo en la pareja cuando pierdes una?, ¿la vida te cambia tus ideales románticos? El encargado de dirigir esta reflexión a modo de película se llama Marc Webb y debuta en el largometraje de ficción. Webb, como sus guionistas, concibieron el personaje de Summer como el de la chica ideal de la que todos los jóvenes se han enamorado una vez, y el personaje de Tom en defensa de los románticos empedernidos que aún quedan en el sexo masculino. Crítica El amor es un viaje, frecuentemente, de ida y vuelta que el cine, al menos el comercial, sólo nos enseña en la ida. El mérito principal de " (500) días juntos" es precisamente ése, reírse del amor y sus miserias, desde el desplome de la curva descendente. En ese sentido, y en muchos otros, la ópera prima de Marc Webb es una comedia romántica a contrapelo; es más, no es una comedia romántica en absoluto. Más bien es una comedia no-romántica, no-amorosa y no-sentimental, aunque, y esa es la gracia. "(500) días juntos", gran revelación de la temporada indie norteamericana, no es una película que se signifique por la originalidad del planteamiento, ni por su trillado periplo de desamor desbocado. Lo que la hace única es la frivolidad irresistible del tono, su desternillante aparejo autoparódico y su muy imaginativa y cantarina puesta en escena. Webb nos introduce en la clamorosa caída del guindo de un primo cualquiera, idealista y amante del amor, que cree haber encontrado a la mujer de su vida atolondrado en por los flechazos de Cupido hasta que le toca lidiar con el amargo sabor de las calabazas y los sueños rotos. "(500) días juntos" es un pseusdocómic, un artilugio de impagables propiedades lúdicas, que se toma a sí mismo a guasa dignificando así la comedia pop de toda la vida, melódica y bañada de sentimentalismo de estribillo machacón. La película es un collage de formatos, que juega magistralmente con el efecto polivisión, con las idas y venidas en el tiempo, saltando de la lágrima (nada solemne) a la guasa sin trastabillar ni despeinarse, que sabe, y es tiene mucho mérito, ser diferente haciendo un cine que no lo es en absoluto.El resultado es una cinta entrañable, con corazón y carácter, tierna.
La trilogía de colores de Krzysztof Kieslowski Son tres películas imperdibles. Kieslowski se ha convertido en un referente del cine. Casi llevado por el destino a los campos del arte, su vida se transformó con el tiempo en una búsqueda constante del hombre, su naturaleza, sus temores y pasiones. Sin importar si era documental o ficción, su objeto era el mismo: “Hay demasiadas cosas en el mundo que dividen a las personas, como la religión, la política, la historia y el nacionalismo. Si la cultura es capaz de algo, es de hallar eso que nos une a todos. Y es tanto lo que une a las personas. No importa quién eres o quién soy yo, si te duelen las muelas o me duelen a mí, es el mismo dolor. Los sentimientos es lo que une a las personas todas, porque la palabra 'amor' tiene el mismo significado para todos. O 'temor' o 'sufrimiento'. Todos tememos de la misma manera y a las mismas cosas. Y amamos de igual manera. Por eso hablo de estas cosas, porque en el resto encuentro irremediablemente división”. Bleu, Blanc y Rouge Su trilogía última, basada en los colores y leyenda de la bandera francesa, nos habla justamente de esto. Simbolizando en cada film un concepto distinto: libertad (Bleu), igualdad (Blanc) y fraternidad (Rouge) su focalización no excedía el ámbito del ser humano en cuanto a tal. Sin políticas o idealismos extremos: libertad emocional, igualdad de condiciones y oportunidades y fraternidad en cuanto al amor y solidaridad entre seres perdidos y solitarios. La trilogía aún cuando puede verse por separado es elemental verla en conjunto donde se descubren los símbolos en común y las interrelaciones perceptibles solo para el ojo atento y obsesivo. El símbolo madre es el del protagonista observando en ese momento crucial de la obra, donde los pensamientos se enfrascan y hay que decidir por donde seguir, a esa anciana casi desvalida colocando con cuidado las botellas vacías en el cubo indicado. Es la visión más grande y sublime de la solidaridad: un viejo que ya no tiene futuro en esta tierra tiene conciencia y compromiso por cuidar de todas formas un mundo que será de sus hermanos. Es la visión que el protagonista necesita para su propio reciclaje, el símbolo del renacer y del futuro existente. Quien haya sido asiduo del cine de Krzysztof podrá darse cuenta de la enorme evolución que hizo a lo largo de su carrera. Considerando la ficción como la verdadera herramienta para cualquier tipo de testimonio o retrato del ser humano. Un artista completo y profundo, que ha dejado aún un par de proyectos escritos de los que quizá alguna vez podremos disfrutar de la mano de algún colega como fue “Heaven” dirigida por Tom Tykwer en el 2002 y presentada en el Toronto International Film festival. La única parte completa de otra aparente trilogía (Heaven, Hell and Purgatory) basada en la obra maestra de Dante. Una singularidad visual brillante, aunque obvia en estos casos, es el predominio de cada color constituyente en cada uno de los films. El azul que marca la obscuridad, frialdad y tensión de ciertas escenas en Bleu, el blanco con sus paisajes y vestuario en Blanc y finalmente el rojo en Rouge donde los colores rojizos y las gamas que se desprenden de este intensifican los ambientes cálidos, los objetos de deseo, etc. Tres piezas de una misma joya cinematográfica que además abarca diversidad de géneros como el drama, la comedia irónica y el romance. Memento Director: Christopher Nolan Leonard es un investigador de seguros cuya memoria está irreversiblemente dañada a causa de un golpe en la cabeza al intentar evitar el asesinato de su mujer -el último hecho que recuerda su memoria de largo plazo-. A causa del golpe no consigue retener en la memoria las cosas que ahora le suceden más allá de unos cuantos minutos, por lo que ayudado de una cámara instantánea y escritos tatuados en su cuerpo, intentará resolver y vengar el asesinato de su esposa. Es una cinta muy inteligente, que hace pensar y deja perplejo al espectador gracias a cada una de las características que destacan el trabajo de su director. Retorcida, con un giro final inesperado y con una originalidad abrumadora en la manera de contar los hechos, esta película es el claro ejemplo que muestra la vocación y el amor por el séptimo arte de Christopher Nolan, un director que parece no tener límites imaginarios para narrar un simple hecho. Una cinta infaltable para todo seguidor de este artista y para quienes disfrutan del buen cine de suspenso. Para mirar tantas veces como nuestra persona sienta necesarias. Alta Fidelidad /High Fidelity Director: Stephen Frears Sinopsis: Rob Gordon tiene una tienda de discos en la ciudad de Chicago. El negocio va mal porque sólo vende discos antiguos de vinilo. Él es un entusiasta de la música, y se pasa el tiempo en el Championship Vinyl con sus empleados, Dick y Barry. Aunque los tres hombres conocen todo lo concerniente al mundo de la música, no siempre comparten la misma visión sobre cómo deberían enfocar las ventas: Dick y Barry se pasan el tiempo haciendo una lista de las cinco mejores canciones de todos los tiempos por categorías específicas, sin embargo Rob, no le da tanta importancia a los rankings. Es tan humana y tan sincera que si la disfrutas en un momento bajo o dificil te puede hacer sonreir y olvidarte de de todo lo malo que te pueda suceder, incluso darte un poco de esperanza, puede que efímera, pero esperanza al fin y al cabo, y eso en el cine actual se agradece muchísimo. Gracias a Frears por dirigir esta delicia y a Jonh Cusack por representarnos tan bien y demostrar que la frontera entre la mezquindad y el encanto es siempre tan confusa Películas recomendadas para ver VII